viernes, 19 de diciembre de 2008

El niño frío

Simplemente solo se sentía el niño frío. No sabía porque pero así había nacido. Buscaba siempre el calor del sol o un roce que creara estática para definir su silueta. Caminaba por lugares ya recorridos y emanaba de su boca suspiros. El niño frío con la cabeza baja miraba el piso y lo envidiaba. Un día corrió tan fuerte pero ni sudor salía de sus poros. Con miedo a no sentir el calor, el niño frío bajó hacia el centro de la tierra. Entre la marea de magma él se envolvió y aún así nada pasó. Cuando este iba a aceptar su existencia se oyó un estruendo que lo volcó de espalda en el aire. De muy pero muy adentro, salió una niña fuego. Se miraron impactados, uno la razón del otro, existir se volvía menos doloroso. Intentaron acercarse pero al hacerlo se repelían por una gran muralla de vapor. Guardando la distancia con la que habían sido creados, salieron a la superficie. Aunque de lejos estaban esto no era obstáculo para verse en sus lugares favoritos. El niño frío escogía el desierto y la niña fuego el norte inclemente. Después de pasar así un tiempo eternidad, se miraron, se acercaron. Cada paso que realizaban era un dolor intenso, se volvían vapor y vapor se volvieron. Ya formados una sola nube, se dieron cuenta que separados seguían y mientras uno se acercaba, el otro se repelía. Cansados de sus destinos, se hicieron agua y uno se retiró al este y el otro al oeste. Después de mucho tiempo se volvieron a encontrar, esta vez era el niño fuego y la niña fría.

2:09 am

En fin todo termino
Y yo quedé herido de muerte
La sangre solo baja y se mezcla con el sudor
Pero a ti no te importa
Porque estás en un sueño
Que acabará pronto, destello, aluminio
Y dirás ¿Dónde estoy?
Y no habrá respuesta
Simplemente silencio y vacio

jueves, 18 de diciembre de 2008

Intro Finale

El reloj marca las cinco de la mañana, siento el pecho frío, demasiado frío, miro a mi alrededor y la sangre brota como fuente, emana de mi pecho, fluye como río en busca de su mar. Es extraño, está casi amaneciendo, por lo menos se fue el sentimiento. Será que todo se derramó en los ladrillos fríos como mi cuerpo. Saliendo el sol y yo con mi espalda contra la pared, la muerte se ha tornado lenta pero segura. Si me preguntan que se siente, seguramente diré que ahora, nada, nada, absolutamente nada.
Es verano y la lluvia cae sobre el techo que espera un sol brillante, éste por supuesto cede, dejando que el agua lo atraviese, cual piel en espera de un filoso cuchillo entrando y saliendo, saliendo y entrando. Es tan simple, que las gotas se burlan al caer en el piso manchado por sangre, espera, es mi sangre. Trato de levantarme, empujando con mis piernas mi torso desnudo, apuñalado, creo, todavía no lo miro por miedo a enterarme que es cierto, aunque mi cerebro lo acepta y es lo mismo, pues estoy muriendo.
Creo que es tiempo de contar cada una de las llamadas, sin embargo el conocimiento ya está transformándose en un diluvio de minúsculos pensamientos del más allá y eso hace que mis piernas se resbalen, impidiendo que recupere mi aliento, mi vida.

Casa de Empeño

Eran las tres de la tarde y el sol me daba en la cara. Paso el semáforo y el muchacho me queda viendo pero no me pide un peso, sabe que estoy sin él. Al fin llego a mi destino, la casa de empeño de vidrios oscuros. Entro lentamente y el guarda ni se mueve. El abanico está en su máximo y en el mínimo de su función. El calor agobiante se pega al cuerpo mientras espero que la ventanilla se abra y me muestre las manos generosas de la joven adinerada por el momento. Me acerco lentamente, paso a paso, al fin llego cansado y con el cuchillo rosando mi cuello y digo ¿Cuánto pagan por mi muerte? Sus ojos abrillantados por el temor de ponerle precio, cierra la ventanilla y se enciende la bujía roja al lado de ella. ¡Peligro! Grita el guarda, apuntándome con su escopeta en la nuca.
Salí sin dinero pero con mi vida y cuando me dispongo a venderla en otra casa de empeño, me gritan, es la joven, me detengo y giro, está aquí cerca de mí, y me dice “te doy mi vida a cambio de tu muerte”.